Tras muchos años y experiencias, hemos aprendido que hay que distinguir entre gato casero (apto para vivir en un hogar), gato callejero (abandonado en la calle, pero apto para un hogar) y gato feral (salvaje, nacido y criado en un hábitat fuera de un hogar, y complicado que sea apto para un hogar, incluso aquellos que socializan con su alimentador/a). Por eso, ante desalojos de colonias felinas o rescates de gatos ferales en estado grave, nos hemos visto en la necesidad de llevarlos a refugios donde se adapten y vivan en semilibertad, porque en hogares no todos son felices. Estas estancias nos supone abonar una cuantía mensual por cada animal. Desde el año 2014 hemos tenido a más de 25 gatos en refugios, y desde entonces nos supone más de 100€/mes.
Actualmente no cubrimos dicha cifra, y necesitamos padrinos y madrinas para poder lograrlo
Respetamos su naturaleza y luchamos por su felicidad
Tratamos de buscar siempre las opciones más beneficiosas para su salud y adaptación